Como buena Madre, a la tierra le exigimos todo y sin pedir nada a cambio, nos da vida…
Como cada año y de acuerdo la Resolución 63/278 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de abril de 2009 este viernes 22 de abril se celebrará el Día Internacional de la Madre Tierra donde veremos en las noticias una variedad de eventos para conmemorar este día, desde performances en las calles, mash ups artísticos, rituales ancestrales, conferencias, discursos políticos, protestas, reforestaciones, entre muchos otros, traducidos en movilizaciones ciudadanas llamando a la conciencia por el daño causado a nuestra madre tierra y que a pesar de los esfuerzos de millones de personas, son los tomadores de decisiones quienes con una gran responsabilidad no tienen interés en cambiar el status quo, todo lo contrario.
Como buena Madre, a la tierra le exigimos todo y sin pedir nada a cambio, nos da vida, refugio, un lugar para desarrollarnos, nos alimenta, nos entretiene y la explotamos hasta sangrarla.
Hemos visto al presidente Enrique Peña Nieto generar compromisos de mitigación y adaptación al cambio climático, por lo que contamos con Estrategias Nacionales de Cambio Climático, un Programa Especial de Cambio Climático, es más, hasta contamos con una Ley General de Cambio Climático y todo eso enmarcado en el discurso de Peña Nieto del 23 de septiembre de 2014 en la Cumbre Climática comentando que “…México asume su responsabilidad global con un compromiso sólido de reducción de gases de efecto invernadero para nutrir el nuevo acuerdo bajo la Convención de Cambio Climático, que se adoptará en la COP de París 2015” y no conforme con ello, México se comprometió a los Objetivos del Desarrollo Sustentable y hasta el momento no se ven acciones concretas; pasaron los días, los meses y pasarán los años y la clase política mexicana no romperá con esa dinámica discursiva valiente, con entereza, comprometida, alentadora y con visión de futuro, pero acompañada de la mejor estrategia de inacción posible para que al final cambie todo para que no cambie nada.
El sistema de mercado extractivista basado en el crecimiento ilimitado, el nulo compromiso político y un gran desinterés de la sociedad nos orillan a una catástrofe climática donde esa querida Madre Tierra se va a enojar y el regaño que recibiremos podrá ser lo suficientemente severo, pero seguramente será demasiado tarde.
Joan Martinez Alier y su “ecologismo de los pobres” toma más fuerza hoy al ver a muchas personas luchar por la madre tierra y es que al final el cambio climático inicia con un cambio en el modo de vida que llevamos; reutilizar, reciclar y reducir, exigir y utilizar un mejor transporte público masivo a nivel nacional, reducir las huellas de carbono e hídricas, cambiar hábitos alimenticios, entre muchas otras, acciones que en lo individual y lo colectivo generarán ese cambio tan urgente.
De no romper el patrón de esa idea donde las celebraciones y conmemoraciones solo sirven para cubrir una agenda política, nos estaremos condenando a nosotros y a generaciones futuras y estaremos siendo tan ingratos con la madre tierra como solemos serlo con nuestra madre biológica y sellaremos nuestra historia con esa ya tan trillada frase de “no sabíamos lo que teníamos hasta que los vimos perdido” cuando en realidad siempre sabemos lo que tenemos, solo que no esperamos perderlo. Por ello invito a los lectores a que en lugar de celebrar el Día Internacional de la Madre Tierra, hagamos un voto de conciencia por la manera en la que habremos de relacionarnos con esa madre que necesitamos para vivir y que estamos destruyendo.